Minatitleco

Desde Minatitlan, Jaltipan Coatzacoalcos ,Cosoleacaque y demas poblados vecinos del estado de Veracruz se edita este higuereño

lunes, 23 de febrero de 2009

FIESTAS DE MARZO EN LAS HIGUERAS


Se inició el año 2009 y parece que lo aventaron con “tirador”. Lleva una velocidad asombrosa. De repente estamos terminando febrero, y los planes que hice para ir a las fiestas a las Higueras se me vienen abajo. Las fiestas del rancho inician la primera semana de marzo. Los preparativos están ya, la raza anda caliente y seguro está amarrada la música que amenizará los bailes. Víctor Pacheco-mi compadre- ya tiene vistos los toretes y vaquillas que llevará al corral para el lunes de coleadas. Las tacuachadas están amarradas y ya me parece que veo a los jinetes paseando los caballos, haciendo envites, nomás picando a la raza que se amontona en la orilla del taste gritando: “se vinieron”, cuando en realidad solo son amenazas y vuelven al arrancadero, hasta que el sanjuanero les da el grito de salida, indicando que ahora si se emparejaron y no hay ventaja. Todo es algarabía en esas fiestas tradicionales que según veo este año, tampoco las disfrutaré. Hace muchos años, cuando el “Güero Beto” aún vivía en el Cerro Agudo y andaba en compañía del “Guelío”, “machuca fierro” y varios pistiadores más. Fueron a la fiesta de las Higueras, se les acercó uno de los vaqueros que se encargaban de maniobrar con el ganado que usaban para las coleadas, y saludó a la bola de alegres amigos que iban desde Cerro Agudo a divertirse un rato. Aquel vaquero iba montado en su mula enjaezada con su silla de montar con los cojinillos de baqueta adornada por la filigrana de la talabartería de la región, además sobre sus piernas iba cubierto por las “armas”, las que consistían en unas sabanas de cuero curtido que lo protegía de las ramas y espinas cuando corrían entre el monte persiguiendo alguna res. Después de saludarlos de mano-sin bajarse de la mula, pues eso sería perder personalidad-, sacó de la bolsa de los cojinillos una botella de vidrio de puro mezcal del que fabricaba el “chito” Aguilar. Les brindó a todos , la botella dio vuelta completa le llegó al vaquero se tomó su trago la cerró y antes de guardarla les dice a manera de invitación: “Cuando quieran otro trago nomás me dicen”… A lo que el “Güero Beto” replica al instante …”Pues ya”- al tiempo que le agarra nuevamente la botella y se prende de ella como cochito lepe.

miércoles, 18 de febrero de 2009

PARA GUAMUCHIL SINALOA



DESPUES DE ENTERARME DE QUE DURANTE UN TIEMPO LA VIOLENCIA SE ENSEÑORÓ EN GUAMÚCHIL, ME PUSE A ESCRIBIR UNOS VERSOS DEDICADOS A MI PUEBLO QUERIDO.


LOA A GUAMUCHIL

Hay un dolor en mi pecho
Que desgarra el corazón
Y a pesar de estar muy lejos
Lejos de mi población
Oigo balas asesinas
Que no acalla el acordeón
Siniestros ruidos malditos
Lagrimas hacen verter
¿Cuándo volveré a ver
Al provinciano Pueblito
Donde yo siendo chiquito
Lo disfruté al crecer?

Has dado al mundo cantantes
Y México está orgulloso
Por darnos a ese Coloso
Como lo fue Pedro Infante
Y ya famosa como El
Sin lastimar su recuerdo
Desde el barrio de San Pedro
Nos das a Ana Gabriel


¿Por qué se ensaña la muerte?
¿Por qué en mi Pueblo se incuba?
¿Por qué al son de la Tuba
No nos mejora la suerte?
Se que somos gente buena
Honrada y trabajadora
Pero no falta el malora
Que quiere hacer su faena
Llenando al Pueblo de pena
Con el arma atronadora
Solo mi linda Tambora
Haga vibrar los oídos
Si se escuchan estampidos
Sea el chocar de platillos
De la Banda... ¡en buena hora!


En estos días azarosos
Donde la violencia impera
Guamúchil no se atempera
Los afronta valeroso
Y le grita al mundo entero
Y al que por El se preocupa
Que aquí la mortal bazuca
Y lo sucio del dinero
Nunca humillará a su gente
Pues con un grito valiente
Dirán…¡Guamúchil primero!

Los Sinaloenses sencillos
Los que hicieron a Guamúchil
Merecen Rosas y Lirios
No flores de Cempasúchil
Te dedico a ti esta Loa
A ti…Solar tan amado.
¡Oh Salvador Alvarado!
Orgullo de Sinaloa.

lunes, 16 de febrero de 2009

MI NINO FERNANDO VALDEZ



HOSPITAL INFANTIL DE MEXICO




Era el año 1970, apenas estábamos estudiando el segundo año de medicina en la ESM del IPN en el casco de santo Tomás. Ya habíamos agarrado u poco de callo del modus vivendi capitalino, ya nos había corrido de Pino y ahora estábamos viviendo en Sor Juana y Lauro Aguirre en el mero casco. Para eso mi Padrino de bautizo, mi Nino Fernando Valdez, quien gracias a Dios aún vive viejón y fuerte y a quien le profeso gran cariño, tuvo que ir al DF por dolorosas razones. Reginito uno de sus hijos que en aquel tiempo tenía de 5 a 6 años de edad, fue diagnosticado, por el Dr. Llausas, con Leucemia. Después de tan grave diagnóstico, le recomendaron a mi Nino que lo llevara al Hospital Infantil. Ahí fue recibido y atendido con gran profesionalismo, durante mas de 6 años sin lograr evitar el desenlace fatal. En varias ocasiones, mi Padrino se iba al departamento donde vivíamos nosotros para des aburrirse un poco, otras lo acompañábamos nosotros al hospital a hacer guardias cuando ellos –La Chuy su mujer y el – estaban agotados. La cosa que se estrecharon mucho los lazos sentimentales con mi Nino y su familia, y a Reginito lo adorábamos toda la plebada que de una u otra manera tuvimos que ver con el. Mi compadre Jorge Mejía, Toño su hermano iniciaron gran amistad que actualmente siguen cultivando en Guamúchil.
Toño, Álvaro y Yo estábamos en segundo año de medicina, y por razones de reglamento de la escuela, teníamos que andar vestidos de blanco. Con el uniforme de Médico y con nuestro instrumental-Estetoscopio, equipo de exploración etc. -.Como mi nino nos miraba muy formalitos, nos echaba muchas porras y nos decía doctores. Un día ya sea por los tacos que se comió o alguna agua contaminada, agarra mi nino tremenda fiebre intestinal. Vómito, diarrea y calenturas de 40 grados lo tenían delirando en el pequeño departamento en que vivíamos. Mi nino se sentía tranquilo, a pesar de lo molesto de su padecimiento, solo porque el sabía o creía que estaba en buenas manos, entre puros médicos y que en un dos por tres lo dejaríamos sano .Nosotros aún no llevábamos clínicas médicas y estábamos mas desorientados que el mismo paciente, sin embargo había que hacerle la lucha y casualmente teníamos entre nuestros libros, un diccionario de especialidades farmacéuticas. Lo abrimos y empezamos a buscar el medicamento para paliar la grave infección de mi Padrino. Vueltas p´acá vueltas p’allá nada, lo agarraba yo, me lo quitaba Toño, se lo daba a Álvaro y así como 20 minutos que a mi nino se le hicieron horas largas y penosas. De repente escuchamos la débil voz del paciente que nos decía..”Ya dejen de darle tatagüilas al librón y traigan un dotor de verdá porque yo me estoy muriendo”. En ese momento dejamos de angustiarnos por curar al enfermo y le hablamos a Luis, un compañero del Poli –de Poza Rica él- quien ya estaba en quinto año y se suponía estaba mas enterado de la terapéutica a emplear. Llegó lo recetó y teníamos que ponerle la medicina vía intravenosa y volvimos a caer en lo mismo solo que esta vez después del primer piquete que le dimos y no le atinamos a la vena , ya no se dejó y volvió a rezongar …” díganle al dotorcito que venga el a ponerme la inyecion porque ustedes me van a matar”. Ahorita que escuché “Los Sufrimientos “ con banda , recordé este viejo pasaje, porque a mi Nino Fernando le encanta esa pieza con tambora , no sería por los sufrimientos que le hicimos pasar…?

viernes, 13 de febrero de 2009

CORRERIAS DEL TIO GUINI


De todas las correrías de tío Güini, contaba una que le daba mucha vergüenza, pues decía que mucho tiempo le dieron carrilla en el rancho. Resulta que se fueron de trampas en el tren. Lo agarraron en Guamúchil, se apearon en Mexicali y con mil dificultades dieron con la casa de una tía, que ya ni los conocía, una porque hacía mucho que no los miraba, casi desde que estaban plebios, y otra porque iban mas tiznados que el agarrador de la plancha. Consecuencia de cuatro días de viaje sin bañarse y rodando en los vagones de carga del tren. Después de varios días de andar vigilantes en la línea, lograron pasar para la tierra prometida. Caminaron un día mas y llegaron a Escondido, donde fueron contratados por unos rancheros que los llevaron a la pizca de algodón. A la semana Güini mandó una carta a su mamá y le metió un billete de a diez dólares. Con mucha alegría la mamá del tío abrió aquella carta de márgenes diseñados con barras de colores de la bandera gringa, blanco azul y rojo. Los diez dólares fue una bendición para alivianar un poco la ruina de la familia, pero lo que el tío escribió la llenó mas de satisfacción y su alegría fue tanta que a los vecinos ya los tenía atarantados platicándoles de las andanzas de Güini en las tierras Californiana. Que nomás había llegado y le habían dado chamba, que le estaba yendo muy bien y que andaba muy bien vestido pues acababa de comprar un saco y eso solo la gente de dinero los usa. El diablo siempre mete la cola y la migra agarró al tío antes del mes de estancia en las gringas tierras. Lo amontonaron con otros mojados lo echaron en un avión y lo tiraron en Tepic Nayarit. Otra vez agarrar raite en el tren. Llegó el tío como se fue pero mas mugroso. La raza del rancho que a carrilluda nadie le gana se lo acababan, “no que andabas estrenando traje en los EEUU”- le decían -, Que hasta parecías pachuco con tu sacote como Tintan- le puyaban-. Se quejó con su mamá, le reclamó el tío que si que anduvo diciendo pa que le hicieran tanta burla. “Nomás lo que tu me escribites hijo –dice su mamá- que andabas estrenando saco, eso les presumía yo”. Ay ma yo nunca compre ropa –dice el tío- cuando te escribí de que había comprado saco era que había comprado pero un costal un saco pa pizcar algodón, porque cuando empecé traía uno prestado, ese era el saco que había comprado. Lo dijo tío Güini

lunes, 9 de febrero de 2009

CUENTO DE TIO TRIFON GALLARDO


Tío Güini fue famoso en el Cerro Agudo por sus salidas alegres y de gran imaginación. Pero no debería de extrañar nada lo del Tío porque el papá era “mundial”.
Tío “Trifo” cuenta que en Cerro Agudo no había güíjolos-pavos, totoles, guajolotes- y que el por azares del destino fue la persona escogida para tan trascendente misión. Resulta que en el año del caldo, cuando no había ni aracas en el rancho, andaba el con otros plebes con “los güeyes idos”, y se fueron a la sierra de Chihuahua en los límites con Sinaloa, a un trabajo que les ofrecieron por allá, para que se dedicaran a cortar madera. Todo fue muy bien al principio, pero la desgracia empezó a caer sobre el poblado madero. Entre los pinos y grandes abetos, se sentía la mala vibra de un hechicero, genio o brujo que estaba decidido a acabar con todos los pobladores con su magia negra. Este brujo había perdido un pleito contra un “zoromoico”-gigante de 10 metros de altura que protegía al poblado de taladores- a su vez este zoromoico había trabado muy buena amistad con tío Trifo, porque el tío le quitó un güichapore que se le había metido debajo de una uña del pie al zoromoico y aquel agradecido, en muchas ocasiones había cortado madera para el tío arrancando los grandes arboles con sus gigantescas manos. Pero resulta que la mujer del zoromoico estaba esperando un hijo y este se fue para lo mas alto de la sierra donde vivía su gigantesca pareja, dejando al poblado a merced del hechicero. El hechicero les puso un mal de ojo a todos los pobladores y estos empezaron a sentirse mal, lo primero que sentían-dice tío Trifo- era dolor de cabeza y muchas legañas en los ojos. Estos empezaban a ponerse colorados y a los tres días crecían tanto que se saltaban de la órbita hasta salirse y colgar de una tira blanca como tuétano. El tío andaba protegido con un escapulario que le dio su mamá y era el único que aún se miraba bien, pero le entró el temor de enfermarse también y empezó a urdir como regresar a Sinaloa, pues no había medio de transporte que lo pudiera conducir hasta su tierra. Sabía que estaba en lo alto de la sierra y que por aire llegaría pronto al Cerro Agudo, así que optó por cazar a dos pavos salvajes de los más grandes. Al estilo de los viejos indios, puso un mecate con la lazada en el suelo y jalado por una rama talixte y cotagüi de un pino joven. En dos días ya tenía tres guajolotes dos machos y una hembra de muy buen tamaño. Cortó una rama grande se hizo un pequeño columpio y en los extremos amarró a los dos güijolos machos. se los llevó a un voladero desde donde se apreciaba la planicie y asustó a los güijolos que al salir volando –planeando mas bien se fueron derechito hasta el Cerro Agudo, n había bronca pues iban de bajada. Llegando al Palmarito se le hizo que iba muy alto todavía y le dio un garrotazo en la cabeza a uno de los güijolos –adormeciéndolo- entonces empezaron a bajar serenito hasta que cayeron frente a la casa de Nato Löpez. Se soltó de las amarras agarró los animales y se los llevó a su casa como a los tres meses andaba una bandada de guajolotitos por el corral, desde entonces es un animalero en Cerro Agudo y ranchos vecinos. Lo dijo tío Trifo.

lunes, 2 de febrero de 2009

PERSONAJES DE MI PUEBLO ZOSIMO PEREZ


AVELINO PEREZ SANCHEZ




En aquellos tiempos pasados, que era costumbre formar familias grandes. Existieron en Guamúchil varias parejas que se fueron grandes procreando plebes al por mayor. Recuerdo especialmente a los papás de mi compadre Álvaro Escarrega Román, del otro lado de la vía, quienes lograron criar 24 retoños, Don Chalo-el papá- se fletó duro y bonito enla fontanería para sacarlos adelante y lo logró. La prueba mi compa Álvaro que es un reconocido Médico en la Ciudad de Guamúchil. Otra familia, con la que me enorgullezco de ser su amigo, es la familia Pérez Sánchez, también de Guamúchil. Don Zósimo Pérez y su esposa, Doña Nicomedes Sánchez, formaron un bonito matrimonio, Vivian en la esquina de 22 de Diciembre y Juárez en el puro centro de la ciudad. Hombre trabajador y de gran inventiva, se caracterizó por ser hábil mecánico y herrero, armaba y desarmaba una máquina trilladora en un santiamén, y mucho tiempo sus vástagos se dedicaron tanto a la trillada de trigo sorgo o cártamo en el valle Sinaloense, hasta la fabricación de máquinas trilladoras, que luego utilizaban en sus labores.
Tuvo don Zósimo una gran familia también, sin temor a equivocarme puedo asegurar que fueron 17 plebes. Hombres y mujeres que fueron su orgullo, desde Alejandro famoso en el arte de fistiana como el “Ratón Pérez”, hasta mi compadre Avelino gran canta-autor, creador de la famosa canción “Chatita”. Arnulfo un gran abogado que ejerce su carrera en la capital Sinaloense -. Una de las muchachas consumó el mejor matrimonio-se casó con Dios- y es monja religiosa, por eso mi compadre Avelino expresaba que era cuñado de Dios.
Don Zósimo tuvo una curiosa idea. Ponerles nombres a sus hijos que empezaban con A. Solo Zósimo Jr. alias el “Chotio”, entre los hombres y Griselda entre las mujeres, fueron la excepción.Alejandro, Abelardo, Agustín, Arturo, Arnulfo, Avelino, Alicia, Aurora, Anita, etc.
Cierto día, cuando don Zósimo, ya viudo y viviendo con los pocos plebes solteros que le quedaban, llegó a su casa , que había dejado cerrada, encontró un letrero en la puerta que le había dejado uno de los hijos que fue a visitarlo y al no encontrarlo le quiso hacer saber que había estado en la casa para saludarlo. El recado que encontró decía:”Papá, te vine a visitar pa ver como estabas atte. A.P.S.”. Al leer el texto don Zósimo nomás movió la cabeza y se dijo “lo único que estoy seguro es que este que vino no fue ni el “Chotio” ni la Griselda.