Crónica de una pistiada..
Sábado día de asueto relax y sinvergüenzada…hay que pistiar, el pretexto es lo de menos, aunque hoy si existe uno. El ”cochulito” Montiel , el campeón Sinaloense , como el que esto escribe y uno de los compañeros de pistiada – Memo López- el otro es Poblano pero se comporta mas norteño que nosotros , sobre todo por lo codo que es , es más fácil sacarle un pedo a un muerto que algo de su bolsa , expone su cetro en tremenda pelea contra Donito Donaire. Memo y Agustín el Poblano, empezaron antes que yo. A las 4 de la tarde después de comer, arrancaron con una botella de 100 años, para cuando llegué, ya casi nos les quedaba nada .Para no llegar con las manos vacías tome de un tesoro que tengo guardado un litro de mi bebida preparada. 100 papachis disueltos en tequila desde hace un año, lo que le da una fermentación especial y un bouquet excelso solo para conocedores de las Higueras de los Vega. Con un poco de dolor en mi corazón, vacié el negro líquido para ofrecerlo como regalo a los dos gaznates universales que acompañaría para ver la pelea. Cuando puse la botella en la mesa , me preguntaron que era, lo probó mi compadre Memo e inmediatamente , como buen Mocoritense , identifico el sabor..”Es de papachi” dijo con asombro y satisfacción saboreando el amargo dulzón de la fruta silvestre entreverado con las mieles del maguey, se sirvió otro “caballito” y otro y otro. Mi compadre Agustín no le hizo el feo, pero a leguas se notó que no fue de su agrado. Le concedimos razón, pues nunca de plebito tuvo la oportunidad de saborear la rica fruta y le era indiferente su sabor.
Platicamos largo y tendido. Arreglamos el mundo, con la tv prendida alcanzábamos a oír en la lejanía su monótona presentación de noticias y continuamos brindando por el éxito del cochulito con la segunda botella de tequila, escaseábamos el brillante líquido, la sal y los limones dejaron de salir ya no nos importó, pues las ganas de cantar habían brotado en los dos sinaloenses, desafinados y a capela nos echamos dos rolas del mero norte. “Aquí no hay novedad” nos salió más bonita que a los cadetes, ya éramos hermanos los tres y nos queríamos mucho, las viejas no nos comprendían y eso nos solidarizaba mas , aparte del viejo cariño que ya nos tenemos. Festejamos la vacilada que alguien leyó ese día en el periódico, creo.”La vieja le compró a su marido dos corbatas pa celebrar su cumpleaños, y el viejo mandilón pa quedar bien con su vieja se puso una y se le presentó…tarán,,,le dijo pa que viera que estaba estrenándola …pero la vieja le dice toda ácida…¡que no te gustó la otra ¡…jajá si las viejas son redondas no tienen lado decía compa Memo. Nos empedamos y la pelea no empezó, compa Agustín se subió y apagó las luces dejándonos en tinieblas-como es su costumbre-mi compa Memo y yo salimos a nuestros carros , creo que los dos Memo y Agustín si se emborracharon yo iba bien sobrio no se me subió, bueno eso creía yo ,pero al llegar a casa puse la tv para ver la pelea la disfruté miré los marrazos que le dieron a uno de los boxeadores a quien noquearon en el segundo raund y me acosté satisfecho de que mi paisano cochulito había defendido con éxito su corona…Al día siguiente me enteré de la verdad , el cochulito había sido el derrotado y yo le eché porras al filipino, ni modos creo que si iba pedote. Hoy me dicen los compañeros de esa noche de pistiada: Creo que el papachi nos cayó mal-siempre echándole la culpa a la sabrosa frutita-porque mi compadre Agustín se mareo acostado no pudo hacer tierra y se vomito al lado de la cama , al rato se cae de la cama encima del vomito dios dos vueltas y como es muy asqueroso se vuelve a vomitar , ya no de pedo sino de que se sintió embijado..Y pa no ser menos mi compa Memo, refiere que al llegar no podía meter la troca al garaje, es pa dos carros al mismo tiempo de ancho, jeje y la rayó pues no le atinaba a la puerta, todavía se dio un sentón en las escaleras que lo traen des jeringado…pinche papachi dice…y yo me siento. Yo fui el más sobrio pues fui el único que vi la pelea tan planeada jaja aunque siempre creí que Donaire era el Cochulito Puaf.
