
HOSPITAL INFANTIL DE MEXICO
Era el año 1970, apenas estábamos estudiando el segundo año de medicina en la ESM del IPN en el casco de santo Tomás. Ya habíamos agarrado u poco de callo del modus vivendi capitalino, ya nos había corrido de Pino y ahora estábamos viviendo en Sor Juana y Lauro Aguirre en el mero casco. Para eso mi Padrino de bautizo, mi Nino Fernando Valdez, quien gracias a Dios aún vive viejón y fuerte y a quien le profeso gran cariño, tuvo que ir al DF por dolorosas razones. Reginito uno de sus hijos que en aquel tiempo tenía de 5 a 6 años de edad, fue diagnosticado, por el Dr. Llausas, con Leucemia. Después de tan grave diagnóstico, le recomendaron a mi Nino que lo llevara al Hospital Infantil. Ahí fue recibido y atendido con gran profesionalismo, durante mas de 6 años sin lograr evitar el desenlace fatal. En varias ocasiones, mi Padrino se iba al departamento donde vivíamos nosotros para des aburrirse un poco, otras lo acompañábamos nosotros al hospital a hacer guardias cuando ellos –La Chuy su mujer y el – estaban agotados. La cosa que se estrecharon mucho los lazos sentimentales con mi Nino y su familia, y a Reginito lo adorábamos toda la plebada que de una u otra manera tuvimos que ver con el. Mi compadre Jorge Mejía, Toño su hermano iniciaron gran amistad que actualmente siguen cultivando en Guamúchil.
Toño, Álvaro y Yo estábamos en segundo año de medicina, y por razones de reglamento de la escuela, teníamos que andar vestidos de blanco. Con el uniforme de Médico y con nuestro instrumental-Estetoscopio, equipo de exploración etc. -.Como mi nino nos miraba muy formalitos, nos echaba muchas porras y nos decía doctores. Un día ya sea por los tacos que se comió o alguna agua contaminada, agarra mi nino tremenda fiebre intestinal. Vómito, diarrea y calenturas de 40 grados lo tenían delirando en el pequeño departamento en que vivíamos. Mi nino se sentía tranquilo, a pesar de lo molesto de su padecimiento, solo porque el sabía o creía que estaba en buenas manos, entre puros médicos y que en un dos por tres lo dejaríamos sano .Nosotros aún no llevábamos clínicas médicas y estábamos mas desorientados que el mismo paciente, sin embargo había que hacerle la lucha y casualmente teníamos entre nuestros libros, un diccionario de especialidades farmacéuticas. Lo abrimos y empezamos a buscar el medicamento para paliar la grave infección de mi Padrino. Vueltas p´acá vueltas p’allá nada, lo agarraba yo, me lo quitaba Toño, se lo daba a Álvaro y así como 20 minutos que a mi nino se le hicieron horas largas y penosas. De repente escuchamos la débil voz del paciente que nos decía..”Ya dejen de darle tatagüilas al librón y traigan un dotor de verdá porque yo me estoy muriendo”. En ese momento dejamos de angustiarnos por curar al enfermo y le hablamos a Luis, un compañero del Poli –de Poza Rica él- quien ya estaba en quinto año y se suponía estaba mas enterado de la terapéutica a emplear. Llegó lo recetó y teníamos que ponerle la medicina vía intravenosa y volvimos a caer en lo mismo solo que esta vez después del primer piquete que le dimos y no le atinamos a la vena , ya no se dejó y volvió a rezongar …” díganle al dotorcito que venga el a ponerme la inyecion porque ustedes me van a matar”. Ahorita que escuché “Los Sufrimientos “ con banda , recordé este viejo pasaje, porque a mi Nino Fernando le encanta esa pieza con tambora , no sería por los sufrimientos que le hicimos pasar…?
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