sin derecho a quejarse

Tío Güini.-Ya les he contado en otras ocasiones que el tío fue un gandaya de primera, rayando muchas veces en el cinismo-juguetón pero cinismo que matres-. Sucedió en Nacozari-Naco-Sonora, se fue el tío con otros dos a trabajar a Naco y a ver si podían pasar pal otro lado. No llevaba dinero-como siempre-y fueron sorprendidos por un frente frio, de los buenos, con anuncio de nevada por la noche. Hicieron sus cuentas de dinero, pues era urgente hacerse de una cobija ya que dormirían amontonados en la terminal de autobuses. Cooperaron sus dos compañeros y compraron la cobija, se fueron al pedazo de piso donde se iban a dormir y empezaron a acomodarse, quedando los tres apretaditos y el tío Güini en el medio de los dos. El frio empezó a apretar y la cobija no alcanzaba para los tres, así que empezaron los jalones, los reclamos y las encabronadas entre los dos amigos que se tapaban con la pura orillita de la cobija. Cuando la discusión subió de tono…se escucha decir al tío... “Pos yo como no cooperé no me quejo”.