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jueves, 22 de mayo de 2008
EL SOCOYOTE
La Chaga se embarazó por enésima vez, se le miraba contenta con su gravidez,.Ella como una hormiguita, laboraba todo el día en la casa y entre descanso y descanso acariciaba el abultado vientre pronunciando palabras cariñosas para el bebé.Será barón o será mujer, quien sabe , en aquellos tiempos no se contaba con los medios actuales para determinar de forma exacta el sexo del bebé, y la verdad no le importaba que fuera , ella lo quería y se comportaba como si fuera su primer hijo, pero realmente sería el número 10.El tiempo voló y la esperada cita se cumplió.Era una noche de tormenta, la lámpara de tractolina a pesar del tubo de vidrio se apagó tres veces antes de permanecer quieta su mortecina flama, en una esquina para evitar le diera el violento aire que colaba las ventanas de madera de la casa familiar.Chacho salió corriendo en busca de “tía Lichi” la partera del pueblo, quien llegó presta portando sus tiliches y mas tardó en ponerse manos a la obra que en escucharse el llanto potente de un baroncito , que engrosaba las filas de machitos de la familia.8 barones dos hembras era la cuenta .
Fue el consentido.El socoyote, todos sus hermanos ya estaban grandes y todos lo disfrutaban, aunque cuando se trataba de dormirlo en la cuna de guasima, que colgaba con unos palos y mecates de la viga central, todos se hacían patos ´..
Le dio pecho dos meses y a partir de esa edad , lo alimentó con leche de vaca diluida con te de tójil-rama parásita del mezquite-Lo registraron en Cerro agudo, lo asentó Francisco López Heráldez, que era el Juez del lugar, y por nombre se le puso Gerardo.Gerardito cumplió 6 meses , y al día siguiente estuvo muy molesto, lloraba mucho no podía obrar,le cosieron un té de “ buena mujer”,pero seguía molesto.Su abdomen creció, -está empachado dijo ti Lichi- y le dio un brebaje que al rato vomitó con fuerza.pasó la noche quejándose,y en ningún momento quiso ingerir su biberón que tanto buscaba antes de su malestar .La Chaga no durmió dentro de si bullía la sensación de que el Gerardito estaba grave, pero se negaba a aceptar una fatalidad ,y con abnegación y cariño quería suplir su falta de conocimientos médicos .
No había Médico en la localidad,y los caminos en ese tiempo-todos de terracería y en mal estado-de lluvias continuas y venidas de los arroyos, estaban intransitables.Solo había que esperar que el niño tuviera la suficiente resistencia para aguantar –ya los otros habían pasado por experiencias traumáticas también y gracias a Dios se habían logrado-
Pero el niño no mejoró. A las tres de la tarde se puso pálido, sufrió una sacudida y cerró sus ojitos para siempre.
Diez años después volví a vivir la experiencia, en otro niño de la misma edad ,pero yo ya era médico y estábamos en un hospital ,lo examiné pensando siempre en mi hermanito muerto, le envié sus placas y se observaron los niveles en las asas intestinales ,era lo que me imaginaba una obstrucción intestinal( fue invaginación intestinal), y era quirúrgica por necesidad.teníamos a la mano cirujano pediátrico se intervino y todo fue un éxito ,se recuperó y espero sea un gran hombre de bien.Pero dentro de mi aún reniego de esa desgracia y de no haber podido hacer nada por mi hermanito en aquellos tiempos de ignorancia y de dolor.
Nos fue bien con el paciente, pero duele mucho pensar lo atrasados que nos encontrábamos, y que aún se encuentran muchas comunidades, abandonadas de la mano de Dios y de las autoridades a cuarenta años de distancia de aquel lamentable hecho.
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