Minatitleco

Desde Minatitlan, Jaltipan Coatzacoalcos ,Cosoleacaque y demas poblados vecinos del estado de Veracruz se edita este higuereño

martes, 19 de mayo de 2009

RAITEROS



EN LA FOTO MARTIN ESPINOZA CERVANTES -DE RANCIA ESTIRPE TRANVILLERA-Y UN MODELO DE ESOS TIEMPOS.



Cuando yo estudiaba la Secundaria en Guamúchil, esperaba ansioso el fin de semana para irme a las Higueras. A mi casita. A comer sabrosamente lo que mi amá cocinaba. Como no había dinero para pagar el pasaje del tranvía tropical, muchas veces agarraba raite con los tranvilleros, convirtiéndome en parte de su personal, subiendo cajas de mercancía de los pasajeros y para no ocupar asiento, me iba en la coruquera o arriba en el capacete del tranvía, capeándome ramas de vainoros o de guamúchiles en el camino, y agarrándome hasta con las uñas de los pies en las partes malas del camino- casi todas- donde se sacudía el vehículo como si padeciera del mal de San Bito. Salir de la Secundaria a las tres de la tarde y volar hacia la cooperativa, donde llegaban y salían los Norte de Sonora y los tranvías de la sierra, era un martirio. Yo vivía en la Laguna y partía “hecho la mocha” a ver si alcanzaba a llegar a tiempo. Cuantas veces alcancé a ver la pura coruquera al dar vuelta en la esquina ya agarrando el tranvía con rumbo a la salida. Aparte de ir ya todo “encalmado”, mi corazón se aceleraba y palpitaba de angustia, con el camión se iban mis ilusiones y las ganas inmensas de estar en casa con los míos aunque fuera dos días, se frustraban. “Ni modo”-dijo la pipisqui-. Empezaba mi recorrido a pie, alrededor del mercado, para ver si me encontraba un conocido del rancho. Aguzaba mi vista siguiendo a los contados carros, trocas y troques, que pasaban por las polvorientas calles, esperando ver uno conocido, a quien pedirle el raite . De repente mi pecho se alegraba al ver las redilas viejas despintadas con restos de un color azul que estaba de huida en las tablas apolilladas del troque. Ese parece el carro de Luisón. Me arrancaba con las ansias de un maratonista, la bolsa de ixtle donde llevaba mi ropa sucia se me enredaba entre las piernas. Entre paleteros y boleros, pasé brincando por los portales del mercado. Me capeaba los sacos de frijol y maíz o los cartones de manteca Inca que tenía tirados el Popo y la Anita Rojo frente a su abarrote, di vuelta en la botica de la Chepina Choza y...Efectivamente. Frente a la Abarrotera de Lauro Díaz se encontraba no el troque de Luisón, sino la troca ganadera de Aristeo Gastelum. Me volvía la calma, me arrimé a la troca y hablé con el dueño, quien me dice ahorita nos vamos. Me acordé que la semana pasada había un raitero en la Cuesta de la Higuera, Y le pidió raite a Aristeo –en esta misma troca- . “No cabes-dice Aristeo-voy lleno que no ves..?”..”Me voy arriba de las sandias-contesta el raitero cuando miró lleno de bolas verde oscuro- casi ni peso “. “Cállate menso-contesta Aristeo- cuales sandias, no ves que llevo a los soldados pa la sierra”. De esto me acordaba cuando me estaba encaramando en la canastilla de la troca. La verdad que andando de raitero le pasan a uno muchas cosas. Varias veces me tocó a mi quitar las llantas ponchadas, pues siendo el raitero hay que cooperar, pero también varias veces el carro viejo en el que iba se descomponía en el camino y yo nomas me paraba a pedir raite a otro que pasara por ahí. Una vez a Loncho del Cerro Agudo le dieron raite desde Culiacán a Guamúchil. Loncho estaba muy gordo, fácil pesaba entre 140 a 150 kilos. Esa vez le tocó raite en una camionetita datsun ya bien viejita y creo que no andaba muy bien de las muelles, porque al ratito de ir caminando con Loncho arriba , el compa de la troquita se paró y le dijo : “Sabes que plebe , ponte en el medio y no te muevas mucho , porque me vas a voltear la troca” . Cosas que pasan .

2 comentarios:

María Luisa Gómez dijo...

Esos tranvías tan comentados, desafortunadamente nunca me subi a ninguno; yo solo disfrutaba el camino de Guamuchil a las Higueras en el camión del "Mayo Espinoza", recuerdo que era viejo, todo le rechinaba, siempre iba cargado de infinidad de cosas, además para mi era un deleite cuando mi mamá acompañada de sus cachorros ,o sea nosotros (ibamos de vacaciones desde Guadalajara), se subia al camioncito, y todooooooos la conocían, la saludaban, otros tantos le daban un fuerte abrazo, y de paso tenían una palabra amable para nosotros. Yo me sentía importante, no podía creer que mi mamá fuera tan famosa, jajajajaja, que inocencia la mía, mucho tiempo después comprendí, que toda la gente del rancho se conoce, y no solo de Las Higueras, también de los poblados por donde pasaba el camión, como son la Ciénega, El Palo de Asta y otro ranchito que esta entre estos, de momento no recuerdo el nombre. Gracias Sr. Amadeo. Saludos María Luisa.
p.d. Algún día nos cuenta alguna aventura que le haya sucedido cuando era tiempo de aguas, y los ríos se ponían a tope, y se quedaba uno atorado, un buen rato, quizas horas, hasta que bajaban un poco y venían los tractores a jalar el camión.

Anónimo dijo...

HI, I’m new here.