Minatitleco

Desde Minatitlan, Jaltipan Coatzacoalcos ,Cosoleacaque y demas poblados vecinos del estado de Veracruz se edita este higuereño

miércoles, 10 de septiembre de 2008

CRISTINO Y LAS MANOS MAGICAS


Salió temprano Cristino de su casa, vivía en una choza de adobe, con techo de lámina de cartón, era un solo cuarto con un portal pequeño y albergaba a los padres a su abuela y a tres hermanitos más, y se encontraba enclavada –sola sin vecinos-en la parcela que cuidaban en el medio del monte entre dos pueblos. Salió y se fue a la parte trasera de la vivienda donde la tierra sobresalía por su color rojo, era un barro ideal para elaborar vasijas que ya quemadas en hornos especiales , adquirían un color y brillo muy especial…La abuela de Cristino era originaria de un vecino poblado donde su economía se cimentaba en las vasijas de barro, y traía en la sangre el oficio , que desde pequeña efectuó al lado de sus mayores, por esto ella había hecho un horno igual al que tenían en su ranchería y donde se cocían las mejores ollas y sartenes además de tinajas y jarros , muy preciados en el mercado local…La abuela tenía vena artística , que heredó a Cristino , ya que se afanaba en sus trabajos logrando filigranas en la alfarería y sin tener los medios –sin torno – solo sus mágicas manos …El trabajo de la abuela solo era para el consumo del hogar y en la casa llegó a faltar en muchas ocasiones que comer , pero donde hacerlo nunca , pues hasta los platos y vasos eran producto de la artesanía de la abuela. ..Cristino era encimoso con la nana, cuando ella empezaba a amasar el barro, sabía que ella le daría su pedacito y el al tenerlo en sus manos dejaba volar la imaginación y casi sin ver, como si vida propia tuvieran, sus manos trabajaban lentamente, saboreando la textura de la tierra mojada acariciándola y sacando poco a poco, rueditas y cuerpos de carretas, tractores y todo los aparatos mecánicos que había alguna vez visto o simplemente imaginado.
Una vez hechos sus juguetes, entraban al horno junto a las ollas y sartenes de la abuela y salían relucientes y listos para jugar con sus hermanos…Pistolas de barro, caballos, carretas, carros, soldados, vaqueros y animales de todo tipo formaban la colección de juguetes, que nada pedían a los que en esos tiempos se vendían en las ferias,-monos de sololoy, carritos de lámina etc.-..La noche anterior cuando los niños dormían, los padres y la abuela se enfrascaron en una conversación que Cristino escuchó de principio a fin…La abuela estaba gravemente enferma , tenía 60 años se miraba fuerte y hacía todo el quehacer de la casa sin quejarse , pero esa mañana había sufrido un desmayo , y al volver en si le había quedado un dolor muy fuerte en la cabeza , al principio creyó que era “corrimiento”, pero como en la tardecita empezó con basca repentinamente sin haberse mareado siquiera , se asustó y por primera vez guardó cama…Temprano se acomodó la tarima de correones de cuero crudo ,aseguró unos tarugos de madera donde se aferraban las correas , puso el petate de palma , que ella misma había fabricado, le extendió encima la sobrecama hecha a base de puros cuadritos de retazos multicolores , que le daban la apariencia de un cuadro modernista , y se acostó después de tomar un té de estafiate con tatachinole…Dentro de los comentarios se dijo que la mamá de la abuela había muerto de una enfermedad que había empezado igual que esta, eso los llenaba de miedo y lo peor es que no contaban con dinero ni medios para que fuera vista por algún doctor en la Ciudad …Todo eso escuchó Cristino ,mucho tiempo pasó sin poder dormir , y cuando lo logró fue para caer en sueños feos y desesperantes que lo hicieron despertar temprano con una idea clavada en su mente …Haré un objeto único con el barro , lo quemaré y lo venderé muy bien para que mi nana se cure…Temprano pues empezó a cavar con el talacho viejo que estaba bajo el huizache, cuando se cansaba , paraba cortaba hojitas del huizache que estaban blancas de algo que parecía azúcar –y sabia a azúcar-y las chupaba con fruición , eran ricas y el y sus hermanos las comían diario .Juntó suficiente tierra y la llevó al pie de la noria a un lado de la pila donde bebían agua las vacas, como pudo sacó agua en un tarro de cuero usando el bambalete, durante toda la mañana se dedicó a forjar aquella obra que traía en su mente , de vez en cuando , una lágrima ablandaba la maleable masa de tierra que acariciaba con diestras manos…Sus padres salieron poco después que el se había levantado ,la abuela los acompañaba , le encargaron a sus tres hermanos y le dejaron un pedazo de chopo oreado en el zarzo y varias tortillas que estaban hechas con fruta de pitahaya-recordó como uno de estos frutos ya secos lo usaba la abuelita como cepillo para destramarse el lacio y blanco pelo , todas las tardes. Le pidió a Dios con todas sus ganas que le permitiera verla muchos años peinándose y que le prometía regalarle a su nana un destramador bonito y brillante-…Que no estuvieran los adultos , le dio mas libertad para hacer su obra , partió unos leños de guamúchil los amontonó en el horno , trajo brasas de el hornillo de la cocina y con unas hojas secas y ramitas empezó a hacer la fogata para posteriormente meter su artesanía a cocer…Pasó el día y cuando el sol se estaba metiendo , las cholis cantaban entre el monte que rodeaba el cerco, Cristino y los plebes estaban sentados en la base del pilar de la casita comiéndose unas aguamas tatemadas, cuando los perros empezaron a ladrar y corrieron vereda abajo rumbo a la puerta de trancas que daban paso hacia el camino real , casi en el mismo momento regresaron dando brincos de felicidad y al ratito apareció el padre montado en la mula y jalando la carretita de dos ruedas donde venían la mamá y la abuela enferma con la cabeza amarrada con un trapo colorado…Cristino y sus hermanos salieron corriendo a recibirlos y a montarse a la carretita , al primer brinco que dieron fueron regañados duramente por la mamá , diciendo que no perturbaran a la nana pues venía muy mala…Según supo por los comentarios sueltos en la cas a que el doctor que la miró dijo que tenían que llevarla a Culiacán al Hospital Civil , porque lo mas seguro es que tuviera algo malo en el cerebro, lo malo es que no tenían dinero y nunca lo habían tenido , ni que vender ni a quien quitarle prestado , sabiendo que el dueño del terreno era muy cicatero y no le sacarían nada , estaban en plan de que Dios dirá y lo que tiene que pasar que pase…En su inocencia de plebe de 7 años Cristino les dice Nana no se preocupen ,yo hice una cosa pa que la venda y le dé mucho dinero y puedas ir a curarte, nomás que va a estar hasta mañana que se apague y se enfríe el horno…Los atribulados padres no se dieron por aludidos y siguieron con sus lastimera conversación que no salía de lo mismo…Al día siguiente Cristino sacó su obra del horno se las llevó a su mamá y a su abuela , se trataba de lo que parecía un arcón de esos donde guardaban los tesoros los piratas , la verdad era muy real solo que de barro y las monedas que llenaban el cofre se miraban grandes exageradas y naturalmente sin el color que hubiera querido darles el atribulado plebe…Se lo mostró a su mamá y esta en su dolor solo alcanzó a hacerle una caricia entre el enmarañado pelo del ansioso hijo, este al verse ignorado , se acerca a la tarima donde descansaba su abuela , se lo pone en el regazo y le dice llorando , “nana te lo regalo , con este dinero que tiene el cajón que te hice , te curarás”…Como pudo la nana se levantó de su lecho tomo el cofre entre sus dos manos derramando las monedas de oro que tintineaban al chocar una con otras sobre su cansado pecho…Nadie supo que pasó , por mas que le preguntaron a Cristino donde se había encontrado el cofrecito lleno de monedas, fueron tras de la casa a seguir cavando a ver si había rastros de algo que les dijera que ahí estaba enterrado el tesoro ,pero todo fue inútil, pues nada encontraron …La nana fue vista por los mejores neurocirujanos y le encontraron un quiste en el cerebro, dicen que por que comió carne de cochi con ladillas, pero se alivió y vio crecer a Cristino y sus hermanos , durante muchos años.

1 comentario:

Lupita Cervantes dijo...

Estoy encantada con tus historias, me pasaria toda la noche leyendolas, sigue escribiendo y no te olvides de contarnos de cuando le pusiste a Nancy de juguetito una bola de pitaya en la cuna para que se entretuviera. te quiero mucho.
Lupita Cervantes, tu prima!.