Minatitleco

Desde Minatitlan, Jaltipan Coatzacoalcos ,Cosoleacaque y demas poblados vecinos del estado de Veracruz se edita este higuereño

lunes, 8 de septiembre de 2008

RECUERDOS INFANTILES



CASA DE TIA TULA DONDE CARGABAMOS LA PAJA PARA LAS MULAS


Era tiempo de aguas, vivíamos en el Charco Largo, y a pesar de ser pequeños –de edad- trabajábamos a la capacidad de nuestros cuerpos, he de decir que lo hacíamos con agrado, y que difiero totalmente de el ataque mediático, que invita a quitar de trabajar a los niños…Estoy de cuerdo que no los exploten, pero que los padres pueden ser hasta penados por la ley , si hacen trabajar a sus hijos, pienso que están bien majaretas quienes eso piensan…Hablo por mi , trabajamos duro desde niños ,comíamos con hambre –muchas veces nos quedamos con ella- dormíamos cansados y jugábamos con alegría ….Que hará un plebe que no trabaje , acaso todo el tiempo lo vas hacer estudiar , no nos hagamos tontos, los plebes estudian un ratito mientras los estemos chicoteando , el tiempo restante será pura ociosidad y a pensar y hacer cosas malas ,pues el ocio es el padre de todos los vicios , ahí muere…Decía pues que trabajábamos en la tierra , sacamos el zacate güilanche , o gogónico que no podía dejarse en la tierra donde se arrancaba pues inmediatamente “prendía”, a veces había tanto que en canastas lo acarreábamos hacia la cabecera de la tabla donde estuviéramos taspanando, cuando no trabajábamos nos íbamos a los charcos a agarrar “bolochis”-renacuajos- que abundaban o a tirarle piedras con el tirador a las tortugas , que sacaban la cabeza entre la verde lama de la precita, agarrábamos cigarrones o bombillos de los verdes para amarrarles la pata con el hilo del carrete que le habíamos robado a mi amá ,estos semejaban una esmeralda que zigzagueaba en el aire hasta que se nos enredaba al cuerpo y se posaba en nuestra ropa o a veces en el pelo, muchas veces en nuestros ratos de ocio buscábamos los “toritos”-otros escarabajos voladores- y los llenábamos de ceniza para que al volar trajeran lluvia…Dentro de nuestras obligaciones ,en ese tiempo era ir en el burro hasta las Higueras , para llevarles paja a las mulas que usábamos para sembrar…Ensillábamos el burro , y agarrábamos el camino real , llegábamos a la casona de tía Tula –viuda de Januario Gastelum- y por la parte de atrás abríamos el portón para entrar a la bodega donde tenían almacenada la paja de cacahuate y a veces de garbanzo, buscábamos en las claraboyas de la vieja casona , donde las palomas hacían su nido ,a ver si había pichones, luego llenábamos las zarandas de paja , las empatábamos y subíamos al burro, pasábamos a ver a mi nana Esther y mi Tata Zacarías, a jugar un ratito con nuestros primos y de vuelta pa la casa…Esa vez que hicimos el viaje se nos hizo tarde por jugar en casa de mis abuelos y salimos metiéndose el sol , todavía bajando el campo santo para el arenal que llevaba al Noroto, me acuerdo de un libro que me regalaron y que había dejado en donde cargamos la paja , se regresa mi hermano caminando –de 4 años- y lo espero en el burro , cuando llegó ya era nochecita, seguimos caminando y nos agarra un llovidón, con rayos y centellas, nos mojamos mucho pero mirábamos el camino con los relámpagos, seguimos caminando y platicando de nuestros sueños, si nos encontramos tirada una moto con el tanque lleno de gasolina –decía Milio- y yo nombre un caballo ensillado y bien bonito, en eso íbamos cuando llegamos al “introito”, un lugar donde el arroyo se comió la tierra y se hizo hondo con las paredes altas a los lados, donde se miraban –de día- abultadas macaqueras –arañas patonas amontonadas- ,y si buscabas encontrabas bitoques de colmenitas, a las que le quitábamos la cera para hacer piolas para trompos…Ese introito en la parte alta estaba llena de arboles de torote y ciruelas de coyote ,aparte corría un cerco de piedra por arriba, todo esto , oscurecía el camino en ese pedazo , así que de noche y lloviendo era impenetrable a la vista , íbamos bien silencitos con un poco de miedo cuando oímos un ruido frente a nosotros ,y a la media luz de un relámpago que se filtró vimos un caballo y su jinete…”Es el jinete sin cabeza”-dijo Milio-yo ni hablé cuando el jinete pegó un grito y dijo :”Ah Jijoelapinche quien vive”…Milio y Madeo,-dijimos en dueto-…”Que susto me dieron “ dijo mi tío Bencho con la pistola en la mano creyendo que también éramos almas en pena…Después contaba mi tío que ese había sido uno de sus grandes sustos , aparte de el que les contaré en el siguiente escrito

1 comentario:

Anónimo dijo...

todos los dias entro para ver si tiene historias nuevas. me gusta mucho su blog!