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Minatitleco
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sábado, 25 de octubre de 2008
RECUERDO DE MIS CHAMBAS
LA FOTO MUESTRA LA CALLE 5 DE MAYO CUANDO SE INUNDO POR EL CICLON DE 1962
Corría el año de 1961, Guamúchil estaba pequeño aún. Lucía en una placa de lámina en su entrada norte: Guamúchil 23000 habitantes. No había calles pavimentadas y en tiempo de lluvias, se hacían unos atascaderos por todos lados, desde el centro mismo del poblado, donde las chapalas, lagunas y represas abundaban. La laguna , eso era, una laguna y cuando el rio bajaba lleno las aguas que desembocaban a la laguna y de ahí al rio , eran retenidas hasta que este bajaba , así que esa zona baja de la calle 5 de Mayo por donde estaba la vieja secundaria .Hoy creo que está la colonia “Las Garzas”. Por la calle Juárez, a dos cuadras de la 5 de mayo en la pura esquina, estaba la peletería la Sinaloense, sus carritos paleteros tenían un conejo sentado comiendo paleta. El dueño de dicho negocio era Don Galo, un señor güero alto como de 1.80 de estatura ojo azul y originario de Jalisco o de Michoacán, no estoy seguro, caminabas un poco y en la otra esquina por la misma calle estaban los “Monigos”, que se dedicaban en su taller a la soldadura y a la herrería, frente a ellos tenía su casa el señor Alberto Vega Chávez, quien fue el primer presidente Municipal de Salvador Alvarado, seguías por la misma acera y vecino de Veguita estaba Magdaleno Vinales . Ya en la esquina con Rosales se ubicaba la Escarcha, nevería, donde íbamos la plebada a ver a las plebitas bonitas de Guamúchil. Y frente a la escarcha el “Gunfimacar” de Gundérico González.
Llegué todo hereje y bajado a tamborazos de las Higueras, pero rápidamente me integré a Guamúchil, su gente siempre amable y trabajadora, además de carrilluda, te hacía sentirte bien. Yo vivía con mi tío Alfredo –hermano de mi padre – y fui ahí a estudiar la secundaria. Me recomendó mi tío que emprendiera un oficio o que trabajara en algo, para mis cuadernos y mis golosinas. Como lo único que sabía hacer en esos tiempos era sembrar y limpiar la tierra, se me hizo fácil irle a pedir chamba a Tío Galo, como paletero. El tío muy amable, me dijo que no había problemas, que al día siguiente después de que yo saliera de mi escuela, me hiciera presente en su negocio, para que me asignaran un carrito y me surtieran de la mercancía. Inicié mis labores al día siguiente, nervioso y alegre. Me recibió tío Galo y me mandó con su hija para que me asignara carrito, una vez que lo hizo le recomendó a uno de los plebes mayores y viejos en el negocio, que me orientara como debería de preparar el carrito. Llenando los depósitos de hielo molido para la conservación del producto, las paletas de diferente precio, los tarritos de nieve y los esquimales que eran los más caros. Una vez hecho esto agarré por la Juárez derechito a los terrenos que yo conocía y sabía que podía vender las paletas .Llegué a la cooperativa de camiones de la sierra, que también era de los Norte de Sonora. Me planté frente al chumilco de los Loera Aguilar –el Chacho y el Mito eran mis compañeros de secundaria-. Llegó un camión que iba a Nogales, agarré tres nieves y me arrimé a la ventanilla del mismo y las empecé a ofrecer, cuando me caen tres plebes bien encabronados .Me decían que yo no podía vender ahí por que ellos ya tenían mucho tiempo , y ese era su lugar , así que yo debería ahuecar el ala . Me quedé haciéndome el tontito y volví con las nieves y vendí cuatro en un ratito, luego fui a sacar mas al carrito cuando veo que las paletas se me habían derretido todas, un montón de palitos nomás había en el piso del carrito paletero. Me entró el pánico y me fui volado a la paletera para ver que había pasado. Llego y dice el tío Galo que si quien me había enseñado a empacar, le dije quien y lo llamó. Habló algo con el y después miré que lo estaba regañando. Es que el recabrón chamaco no me dijo que había que ponerle un resto de sal en grano arriba de los botes con hielo, para que el hielo no se derritiera y las paletas duraran. Ese fue el motivo de que se me derritieran todas.
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