Minatitleco

Desde Minatitlan, Jaltipan Coatzacoalcos ,Cosoleacaque y demas poblados vecinos del estado de Veracruz se edita este higuereño

lunes, 20 de octubre de 2008

RECUERDOS INFANTILES -EL DEDO-



Charco Largo .Miles de recuerdos, cuando el cerebro está virgen y es mas receptivo. No se me olvidan los 3 años que viví en ese pedacito de tierra, donde nacieron dos de mis hermanos, y disfrutamos de nuestra infancia. Crecimos trabajando la tierra, a la que aprendimos a amar y a disfrutar. La amasábamos haciendo vasijas de barro, la acariciábamos hundiendo en ella las semillas húmedas de sandía, o caminábamos sobre ella en los surcos recién abiertos, tirando el maíz, y como la mayoría de las veces andábamos descalzos, sentíamos la caricia suave y tibia de la tierra en nuestros desnudos pies. Amén de sembrar, acarrear leña, pastorear las bestias, lazar becerros y pialar vacas cuando las ordeñaban, había que alimentar a los marranos. Mi papá siempre tenía una hermosa crianza de puercos, de una variedad que el le decía alazanes y güeros, por su color. Eran marranos muy altos y largos, que los tenía para cría, los alimentaba con bledo verde, con calabazas y machigüi, y si quería engordar alguno lo apartaba del chiquero y lo alimentaba a base de maíz remojado.
El chiquero era grande, estaba hecho de palo acostado, uno sobre otro, detenido por dos postes a cierta distancia, la puerta era una piquera que se amarraba con un pedazo de soga delgada. Tenía ese día como 12 marranos de diferente tamaño, a los que había que darles calabazas. Empecé a picarlas con un gran machete que apenas controlaba por el peso y mi tamaño pues era yo bien flaco, las agarraba de la “quicha” ya fuera segualca o arota la calabaza, tenía que ser picoteada para que la aprovecharan los cerdos. Esa mañana ya casi terminaba con mi tarea, cuando perdí el control del machete en el último pedazo que quedaba. Solo sentí un dolor fuerte y caliente el área, miré brotar la sangre bombeada por mi corazón, a cada sístole paraba el chorro de la misma llenando los postes y a los marranos que empezaron a chillar como si a ellos hubiera cortado .La cortada me agarró el pulgar izquierdo, el índice cortó el primer artejo por completo, el dedo medio le llegó hasta el hueso. Yo sentía que me mareaba y creí que me caería, pero llegó mi papá y me agarró la mano y le enredó un trapo con tractolina, después recogió el pedazo de dedo que había quedado arriba de uno de los postes y se le guardó en la bolsa de la camisa. Me llevó pa la casa, cuando mi mamá me miró así se desmaya y mi nana igual. Ensilló la mula “pata chueca” mi apá y me subió en ancas y salimos corriendo hasta llegar al Cerro Agudo, nos fuimos directo con Francisco López, el dueño de la Botica y de la peluquería del rancho. Chico era el médico de la localidad, me lavó las heridas y me las pegó con bandas adhesivas, luego lavó bien el pedazo de dedo que llevaba mi apá en la bolsa y me lo empató para ver si se pegaba en la herida grande, le llenó de polvo de sulfatiazol, lo vendó bien y a los 15 días me lo desató. Las heridas cicatrizaron bien, el pedazo de dedo que me pegaron, prendió como si nunca se hubiera cortado, pero nunca mas creció.La uña de mi dedo índice es del tamaño que tenía cuando lo corté, pero la sensibilidad es perfecta, eso quiere decir que el nervio también se reconectó, lo mismo que las venas y arterias. Ni un punto de sutura me puso, que bueno era Chico como doctor, sin ser médico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

usalo para metertelo en la raja