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miércoles, 26 de noviembre de 2008
MON DE DOROTEO
Se llamaba Ramón Espinoza Araujo, pero todos lo conocíamos como “Mon de Doroteo”. Nació en las Higueras y fue el mas pequeño de los hijos de la Chayo y de Doroteo. Moreno de boca grande, muy seguro de si desde chamaco era alborotero y muy burlón con la plebada .Vivía pabajo frente a la escuela del rancho. Era mas grande que yo –algunos 2 años- en la escuela iba en grados superiores, pero no se por que razón lo alcanzamos en el quinto de primaria y de ahí seguimos juntos en el Cerro Agudo, en sexto año, viajando diario de rancho a rancho unos 7 kilómetros. El iba en su bicicleta marca Búfalo, con todos sus aditamentos, por si se pochaba, llevaba su bomba paralela a la barra, sus parches en un tubo o frasco de lata cuya tapa tenía agujeros y sus salientes rasposas se usaban para limpiar la cámara de la llanta donde se aplicaría la goma y el parche para remediar las ponchaduras, que eran muy frecuentes en los camino reales. Se asistía con tía Minga la mujer de Chenanis a la entrada del Cerro Agudo. Después de ese año que convivimos muy de cerca, ya solo lo miré en muy pocas ocasiones, yo me dedique a estudiar y el a su pasión, manejar camiones de carga. Sus recorridos eran por toda la República, con un troque de redilas, y raramente coincidíamos en el rancho, aunque se que se casó con una muchacha de ahí mismo creo que hija de Chayo “concha”, no estoy seguro. El caso es que Mon de Doroteo tuvo dos o tres plebes con su mujer y siguió en la chofereada recorriendo los caminos Nacionales.
Un día llegó a las Higueras después de un mes de estar fuera, y fue requerido para llevar un viaje de cártamo. Tenía que ir al campo donde estaban cosechando la gramínea, cerca de Guamúchil. Andaban las trilladoras en chingaloca en los cartamales y el llegó en su camión, quedándose estacionado a orillas de el cerco, por toda la guardarraya, esperando que la trilladora llenara su tolva para aproximarse a que la vaciara en el redilas. Como ya conocía la rutina, de que el llenado de una tolva tarda un poco y además traía a su machetero, optó por descansar un poco para reponerse de las friegas ocasionadas durante ese mes de recorridos. El sol reverberaba en el cenit, el calor Sinaloense atacaba toda la región y Mon que andaba ya tocado por el largo recorrido optó por echarse un “coyotito” en la única sombrita que había en todo ese paraje, abajo del troque. Tirarse en la tierra, sobre los cubreasientos de palma, y dormirse fue una sola cosa y así desparramado y con sus brazos al pecho pasó de la vida a la muerte en un instante. ¡ No , no se infartó!. Lo que pasó es que la tolva se llenó, le hablaron a Mon para que fuera a recoger lo trillado y el machetero, que quería pichonear un ratito, se encaramó en el troque lo arrancó y solo sintió que una piedra o algo le había estorbado, acelerando mas hasta librar el obstáculo, que no era otra cosa mas que el cuerpo de Mon que fue machacado en su profundo sueño de cansancio. Hoy ,o recuerdo como amigo de mi infancia y además tío pues era primo segundo de mi padre , descanse en Paz Mon de Doroteo un personaje de mi pueblo.
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