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Minatitleco
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miércoles, 9 de julio de 2008
EL CHILORIO DE GABINO
Año de 1957 en las Higueras no había luz eléctrica, a cambio teníamos el cielo mas bello que se puedan imaginar, noches que aún sin luna se iluminaban por la miríada de estrellas que titilaban en el firmamento. Y cuando la luna se hacía presente y derramaba su luz en la ranchería esta se bestia de oro y resplandecía de tal manera, que nosotros –toda la plebada- como hombres lobos , al unísono, cobrábamos nuevos bríos y salíamos a chirotear, por las calles higuereñas, jugando a los encantados ,al burro castigado o simplemente a sentarnos en la arena de el arroyo que atraviesa la calle principal, para contar charras .Era hermoso ,nuestra memoria guardó los perfiles de los cerros hollando la bóveda celeste, los viejos árboles formando mil figuras con sus ramas sinuosas, y las sonrientes caras de tantos amigos, ajenos a lo que el destino tenía deparado para nosotros.
En tiempo de lluvias las noches eran más oscuras y los “copechis” volaban como chispas de una hoguera, los correteábamos y juntábamos en frasquitos de vidrio que luego comparábamos con los de otros compañeros a ver cual brillaba más.
La luz en casa era según la condición económica de la familia, pero lo común eran lámparas de tractolina con tubo de cristal. Aunque en muchas casas lo que había era lamparitas hechizas a base de un bote o lata de cerveza a la que le agregaban la mecha y se colgaba en las paredes, en sitios ex profeso, fácilmente identificables por la nube de hollín acumulada en esa área. Este tipo de lámparas y el no haber ninguna luz artificial en las calles, hacía que en las noches –sobre todo en tiempo de lluvias-, las lámparas se vieran invadidas por animales voladores-de la luz-desde maripositas, hormigas con alas y unos más grandes una especie de escarabajo al que todos llamaban “mayate” o “sonfiate”…Estos eran de diferentes tamaños y colores aunque siempre oscuros-negros a café-.
En la casa de la “maistra” La-Se llamaba Eulalia de cariño le empezaron a decir Lala y de flojera La, y lo de maistra porque siendo mujer sola se dedicó a todo hasta albañil -, la casa era de las mas pobres de la ranchería, porque siempre el dinero la rehuía, sin embargo nunca faltó la tortilla y los frijoles en la casa, y cuando caía algún dinerito , algo de carne , ya sea chicharrones de lonja , carnitas o chilorio- esto muy a lo largo-y era un acontecimiento para los hijos de la “maistra La “. Esa noche estaban cenando Gabino “la cuichi”–el hijo mayor- en plena oscuridad, pues la cachimba la estaba ocupando la maistra en la cocinita, y de repente se escuchó el grito de júbilo de Gabino apenas entendible por la boca llena de comida…
-”Amá compraste chilorio… que güeno está”
Extrañada la maistra acude con la cachimba a la mesa donde cenaba su hijo, y al arrimarla luz a plato descubrió que entre los frijoles nadaban dos mayates de muy buen tamaño…Pero uno ya había sido ingerido por Gabino, que según nos contó después sabían a puro carnita de puerco enchilada-chilorio-
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1 comentario:
Hola! Me da mucho gusto leer estas historias y mas que nada felicitarlo por dejarnos disfrutar de estas anécdotas que muchas de ellas no las habia escuchado. Recuerdo como me encantaba sentarme a escuchar a mis abuelos y bisabuelos todas esas historias que nos hacian volar la imaginacion, por desgracia esas costumbres ya se estan perdiendo y junto con ellos van quedando las historias. Por eso quiero ir mas alla y animarlo a que junte muchisismas historias mas y haga un libro, un libro que sin dudarlo me gustaria tener conmigo. saludos! Fabiola.
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