Minatitleco

Desde Minatitlan, Jaltipan Coatzacoalcos ,Cosoleacaque y demas poblados vecinos del estado de Veracruz se edita este higuereño

miércoles, 2 de julio de 2008

EL RASTROJO DE CACAHUATE


Pasaron las siembras y las cosechas, de junio a octubre era puro trajinar en el poblado. Faltaban manos para ejercer las labores que se acumulaban día tras día. Los plebes eran aprovechados al máximo por sus padres, para que ayudaran en lo que pudieran según su edad, los mas chicos eran los encargados de llevar el lonche-hasta los 7 años- los mayorcitos a darle pastura a las mulas o bueyes ,según lo que usara cada jefe de familia para sembrar su parcela. Y los adolecentes, que ya se creían hombrecitos ,seles delegaba el arado para que surquearan la tierra , bajo la vigilancia del padre , que con el pretexto de revisar si el cerco estaba intacto o había algún portillo, se paseaba tranquilamente por el terreno ,poniéndose a platicar con el vecino , “haciendo la perra” pues.
Ya levantada la cosecha –maíz, y cacahuate era lo que se sembraba en mayor cantidad-, seguían los rastrojos. Esta actividad era realizada casi siempre por los plebes mas pequeños , que se dedicaban en el tiempo libre de la escuela, a recorrer los cercos donde recoger el cacahuate que quedaba tirado en la tierra .Todos lo hacíamos con agrado , pues el dinero que sacábamos por la venta del rastrojo era para nosotros. Los cines de Húngaros ya llegaban –conocedores de la zafra- y cuando mirábamos la carpa el redondel de manta blanca parado en la explanada del rancho , nuestro corazón se alocaba de alegría, las canciones de Javier Solís ,Pedro Infante o Antonio “Tonisimo” Aguilar, eran música celestial para nuestros oídos, y nos empujaba a redoblar esfuerzos, adelantando pellizcos de alegría por lo que disfrutaríamos esa noche .Juntar cacahuate era lo de menos , venderlo en el abarrote de la Trini Castro ni hablar . La bronca real era que consiguiéramos el permiso de ir al cine , ese nos lo regateaban .,nos hacían prometer mil cosas para darnos la autorización de ir a la función de esa noche.
Esa tarde nos fuimos a buscar un burro para salir a rastrojear a la palma. En esas tierras siempre quedaba mucho cacahuate tirado y era limpio y pesado .En el basurero que estaba a la salida del poblado andaba una bandada de burros, acorralamos al burro “bonchi” de mi tío Nelo , y en pelo solo le echamos el costal para la colecta y nos enfilamos a las tierras de Luisón. Cuando llegamos ya estaba mi pariente Chuy “Ñervos” – así le decimos porque es gangosito y de plebe fue a comprar pellejo pa los perros con tío “Nacho Pelos”- que era abastero del rancho-y pidió unos “ñervos”-por nervios- el nos dice que es mas salado de el rancho que siempre le salen mal las cosas y esa tarde dio muestras de que así era , bien salalletas..Juntamos cacahuate toda la tarde y hasta la parcela se escuchaba el tocadiscos de los húngaros, haciéndonos mas alegre la trabajada.
Compa Chuy llenó su costal como de 50 kilos lo sube al burro y se va pa las Higueras por todo el camino real, en la puerta de la periquera se tuvo que hacer a la vera del camino para dar paso a una troca de doble rodado bien cargada de zarandas de cacahuate, era la camioneta de Nica Favela –comprador de la región-.pasó la troca y como a cien metros de encontrarla ve tirada una zaranda de 100 kilos llenita de cacahuate. “Hasta que me cambió la suerte “-pensó compa Chuy-que muy diligente hizo el cambio de costal, escondió el costalito y maniobró de mil maneras hasta lograr subir la pesada zaranda al pollino que hasta se pandeaba de la carga. Se encaminó chiflando de alegría, no daba crédito a lo que le había pasado-el siendo tan salado encontrarse esa zaranda de billetes, pues cada cacahuatito valía su dinerito-.Así desparramando alegría llegó a su casa y cuando estaba descargando al sufrido pollino, llega rayando llanta la camioneta de Nica.
-“Compa Chuy -le dice Nica- que bueno que usted se halló mi cacahuate, gracias por traérmelo”.
Al compa chuy se le cayeron las alas y poniendo la mejor cara le entrega la zaranda al dueño.
-“ni modo –se dice- no era para mi y lo salado no se quita de un día pa otro”. Se regresa a recoger el costalito que escondió bajo un bainoro prieto y cuando llegó al lugar, ya se lo habían robado.

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