Minatitleco

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martes, 22 de julio de 2008

PERSONAJES DE MIPUEBLO - EL ZORRA-


Hipólito era un hombre solitario y taciturno… muy flaco, aunque correoso, y tan alto que tenía que andar encorvado…fue durante muchos años ayudante de tío Reyes , en la carpintería que tenía en su casita ubicada en la parte norte del rancho casi saliendo rumbo al Palmar…No se quien era el papá de Hipólito alias “el Zorra”, aunque la mamá era la Sotero a quien recuerdo como muy vieja y tomadora de café…Reitero , el Zorra vivía con tío Reyes y trabajaba con el ,pero no se si era su hijo…Murió tío Reyes de viejo, su ataúd era pequeñito-como para niñito- pues el tío aparte de ser muy chapito y fifiriche ,se fue encogiendo con la edad…El zorra entonces se quedó como heredero de tío Reyes , a quien no se le conocía parentela ,siguió viviendo en la casita y ascendió en ese mismo momento a maistro carpintero…Hacía catres, sillas de guácima , y elaboraba puertas con tablas de pitayas ,de las mas viejas que encontraba,…Se llevaba bien con los habitantes de la ranchería aunque su timidez le impidió tener novia o mujer, sin embargo si se “meneaba” solo y mucho tiempo la dueña de su corazón y provocadora de larguísimos suspiros, fue una tía mía , la Hilda de mi tía Marina y tío Lapo…Pero la raza le daba carrilla al Zorra y si lo querían poner nervioso , nomas era cuestión de mencionarle a su dulcinea…Cuando se encontraba algún pícaro del rancho platicando con él le decía:”Zorra allá viene la Hilda”, y el pobre hombre cambiaba de color e invariablemente contestaba con un …“que alto va el avión”…Total el Zorra vivía solo y de manera rutinaria cada fin de semana se iba a los cercos que rodean al rancho a cortar algunos arboles para abastecerse de madera…Cortaba amapas-robles- guácimas, y las pitayas mas grandes que encontraba en las lomas y cerros vecinos.
Tenía 50 años cumplidos y no se quejaba de ninguna enfermedad…Si acaso ronchas en la piel, ocasionadas por las espinas de los güinolos o guachapores, callos por todos lados , dientes careados y negros de tanto cigarro y café, salvo eso, el estaba bien …Ese día no le gustó nada que la lumbre pedía albricias, cuando miro las llamas bailotear y producir ese ruido característico, se le enchinó el cuero-era muy supersticioso- no tenía familia que ver ni nada bueno que esperar, para el las albricias eran mala suerte …Le echó un poco de agua al leño alborotado y lo tiró entre las piedras del cerco al lado de la casita…Es día 13 del mes pensó pero lo bueno que era viernes y no martes , martes hubiera sido muy malo-según sus creencias-, anduvo pensativo esa mañana e incomodo, por lo que decidió mejor ir a cortar la pitaya que tenía vista en el cerco del camposanto viejo…Llenó de agua la güeja llena de verrugas-se la había regalado tío “ChicoPola”- amoló el hacha en la vieja piedra , lo mismo hizo con el machete grande…Jaló el burro hacia el portalito frente a su casa le echó encima los sudaderos negros de uso , le puso el fuste y lo cinchó…Freno no le puso al burro, con el puro bozal, agarró su “tirador” y una bolsa de piedras , se caló el sombrero destrozado de el ala-parecía nido de chararacas- chifló al bonchi-su perro – y salió , jalándole los pelitos al burro, rumbo a la cita con la bonita pitaya grande y vieja…pasó por el frente del corral den que Cota, siguió bajo la sombra de la higuerona, subió la cuesta del arroyo en la puerta del cerco de la higuera, siguió el viejo camino –ahora desaparecido- paso el panteón y entró por la puerta al camposanto viejo , dio vuelta a la lomita, y cerquita del camino real estaba la pitaya alzando hacia el cielo sus dedos gigantes llenos de espinas , tan grandes como un picahielos,…Amarró el jumento de una vara blanca, colgó la güeja en la sombra de una Cacachila aún pequeña…Sacó su machete y se dispuso a limpiar la base de la pitaya que estaba llena de guachapores…Cuantas veces en su vida había hecho esto , ni las contaba, pero diestramente dejó alrededor de la pitaya tan limpio como pa jugar catotas- pensó -…Una vez hecho esto cortó una lata de samo larga y derecha , le amarro un poco de zacate seco le prendió fuego y arrimó la tea a un nido de ratas que se encontraba en lo alto entre los brazos de la pitaya,, no vaya haber culebras adentro y cuando la tumbe me piquen-se dijo el Zorra-,solo salieron ratas chillando , dejó que pasara la quemazón y procedió a hincar el hacha en el grueso tallo de la pitaya…”Pinches albricias no ando agusto , que será lo que me avisaban”-le remolineaba en el cerebro al Zorra-…Estaba dura la pitaya, ya llevaba dos horas haciéndole corte y tuvo que atacarla por dos lados –cosa que no hacía pues perdía el control de pa que lado caería el árbol-, pues del lado zurdo se le dificultaba un poco hachar…¡Por fin!...Se escuchó el rechinido el viejo tronco se estaba venciendo, sintió que se le venía encima y de rápido giro se situó al lado contrario para evitar el cuerpo inerte que iniciaba su derrumbe…¡Se equivocó!...en el momento que se movía hacia el lado contrario , el bulto verde y espinoso , como si vida propia tuviera , lo siguió atrapándolo entre los dentados y pesados brazos que sin misericordia clavaron sus espinas en el flaco cuerpo del Zorra…Dos días después fue encontrado por un habitante del poblado, quien asustado llevó la mala noticia a las Higueras …El Zorra había muerto..

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