Minatitleco

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martes, 1 de julio de 2008

LA REYNA Y LOS PLEBES


La Reyna era la viuda de mi tío abuelo- hermano de mi nana Nacha-.Era grande y muy robusta –quizá gorda- y por eso siempre en las Higueras le llamaban “la Reinona”.Cuando enviudó se hizo cargo de su hijos, laboraba un pan muy rico, que los plebes salían a vender tres veces a la semana como a eso de las 4 de la tarde. La gente ya esperaba el sabroso pan de la Reinona, que era transportado en una canasta de palma –que ella misma hacía- y envuelto en un mantel para conservarlo protegido de las polvaredas que ocasionaban los vientos que bajaban del portezuelo y refrescaban alegremente a la ranchería. Hacía rico pan de vieja relleno de pedacitos de panocha del Valle y cuando había calabaza-arota o segualca- fabricaba las ricas empanadas de colachi.
Ella acompañada de sus hijos y más tarde de sus nueras, era la que acarreaba la leña para calentar el horno. Como vivía a la entrada –o salida- del poblado rumbo al Tule, en aquel tiempo su casa era la que limitaba al poblado con el arroyo que baja de los cerros del guamúchil y la “peña”- ahora ya se ha construido muchas casas más y la de ella ha quedado bien integrada al poblado. Como estaba pegada al arroyo usaba el lecho de este como camino y como proveedor de leña ya que estaba el arroyo surtido de arboles de guamúchil, que una vez secas sus ramas cumplían muy bien el cometido. También en la rivera del arroyo encontraba las ramas de cacaragua, que usaba para barrer el piso del horno y desplazar las brazas dejando lugar para las carteras llenas del sabroso pan.
El Arroyón circula separando las casas de las tierras labrantías y otros vecinos lo usaban también como camino o los chamacos para sus cacerías de paloma ,que abundaba sobre todo en las tardecitas , pues bajaban a beber agua que corría como hebra plateada serpenteando el lecho arenoso.
Un día por la tardecita, mis hermanos Juancho y Chacho- aún pequeños- se fueron a matar palomas por todo el arroyo. Caminaron un buen trecho y casi tras la casa de la Reinona al Juancho le dieron ganas de zurrar, y la fuerza dela costumbre se impuso, así que el Juancho solo buscó un lugarcito seco en el arroyo y antes de sentarse a satisfacer sus necesidades, le dice a su hermano menor:-“Chachito voy a zurrar porque ya no me aguanto, si ves que alguien viene échame aguas”
-“Si “– contesta el Chacho y se sigue escudriñando el bainoral a ver si encuentra contra quien descargar el cascajo que le hormiguea en el “tirador” . Tan ido se quedó el Chachito que no se percató del murmullo de voces que se acercaban hacia donde ellos estaban, hasta que escuchó a la Reinona que con su gran vozarrón le dice al Juancho:
-“Buenas tardes” – Este se puso colorado de vergüenza, pero rehaciéndose contesta de la forma mas natural...”Buenas tardes tía”.
Al oírlo tan campante la Reyna dice.”¡Oi al hijo de la chingada , parece que está en la oficina!”

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