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Minatitleco
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viernes, 6 de junio de 2008
CHIBETITO Y SU RUEDA JUEGOS SINALOENSES
Antes, cuando éramos pequeños, no existía la magia de la TV en nuestros poblados, mucho menos el X box o el internet. Nuestros juegos eran, por lo tanto, sencillos y baratos, muchas veces creados por nosotros mismos y dejando que la imaginación infantil hiciera el resto. Yo recuerdo haberme encontrado en el cerco una raíz de malva con una forma asombrosa de pistola,. Cacha de revólver vaquero el tambor y cañón parecían de verdad- bueno eso se me parecía a mi en ese tiempo- la cosa es que la traje tanto conmigo y permaneció tanto en mis juegos de texanos contra bandidos, que la cacha se alisó de tal manera que brillaba, y si antes no tenía la forma de pistola, con el tiempo y las ganas de que lo fuera se hizo mejor que una de fábrica. Andar a caballo montados en una palo con un mecatito de rienda e ir a los mandados en el , era cosa común .Jugar con un pedazo de tallo de cactus-pitahaya- a la cual se le sacaba un bocado redondo en el medio quedando dos ruedas de espinas que dejaban una huella de carro bien marcada , la empujábamos con un palo largo con horqueta y nos paseábamos por todo el rancho dejando la huella marcada de nuestro juguete, de la que nos sentíamos orgullosos. Ya quienes tenían oportunidad y lograban hacerse de una rueda vieja de carro o un rin de bicicleta se paseaban más salerosos demostrando su mejor nivel a la plebada .Chibetito era uno de los afortunados plebes del rancho que nos presumía con su llanta de carro en la que muchas veces metía acorrucado a un compañero de juegos y lo paseaba empujándolo o lo dejaba ir en las bajadas hasta donde se detuviera la llanta, terminando bien mareado el valiente que se metía en la misma. Chibetito no dejaba su llanta ni para dormir, ya que la metía bajo el catre para que no se la robaran. La llevaba a la escuela, y hasta cuando jugaba beisbol traía su inseparable llantita. Su mamá lo regañaba mucho por la llanta y era mas fácil que un plebe dejara de orinarse por las noches que Chibetito dejara la llanta .Ese día, su mamá lo mandó a comprar manteca, le dio la jarrilla el dinero y empieza Chibetito a preparar su llanta para irse al mandado, cuando miró la madre que estaba batallando para detener la jarrilla, pensó –con razón- que el plebe le iba a tirar la manteca si se empeñaba en ir con la llanta y se puso a regañarlo duramente , prohibiéndole que fuera al mandado con la llanta .”Me vas a hacer un tiradero de manteca si te largas con la llanta al mandado”-dice ya bien enojada la Agustina, que así se llamaba la mamá,-.
”No ma no pasa nada ahorita vengo”- dice el plebe-
“Si te llevas esa llanta te voy a dar unos fajos” dijo la Agustina y ya con un varejón cotagüi de guácima en la mano
Al ver la resolución de su mamá , Chibetito se puso a llorar y a reclamarle airado..”¡Tu lo que quieres es que me vaya a pie al mandado! , todos los plebes se van a reír de mi” le decía , al tiempo que salía corriendo sin su llanta a traer la manteca.
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1 comentario:
Me gusta esta historia pues yo también tuve una llanta para jugar con mis hermanos y amigos.
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