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Minatitleco
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martes, 3 de junio de 2008
ESTUDIANTES GUAMUCHILENSES EN EL D.F. 1969
EL YAYO
Hilario Partida Angulo alias el Yayo. Un ser que se hizo hombre, mas bien que creció hasta hacerse adulto, viviendo siempre del sablazo y el engaño en su natal San Pedro Guamúchil, “el otro lado de la vía”. Nació en el barrio del cochi y se crio junto con el “charras” , el “Tarimas” y otras lacras de San Pedro, se la llevaba en la orilla de la vía aprendiendo de los cargadores-con Chayito Mendivil y otros conocidos estibadores.
Soportarlo en el barrio era una cosa, hasta nos ocasionaba gracia, se nos hacía chistoso y festejábamos sus salidas, pero eso porque a la hora que queríamos nos íbamos de donde el estuviera. Pero tenerlo viviendo en nuestra casa. ¡Ah! Eso si estaba duro de veras.
Estábamos estudiando en el DF medicina en el IPN, vivíamos amontonados, prácticamente, en un departamento de tres recamaras, pero éramos 24 pelados, ya se han de imaginar como nos las gastábamos para entrar al baño a lo que fuera. Éramos muchos y parió la abuela. Un malvado día tocan la puerta del departamento, y después de cerciorarnos que no era el administrador que iba por la renta, abrimos y nos da de golpe la presencia inconfundible del Yayo. El Yayo, el sablero número uno del mundo, el mas corriente ser de la tierra estaba en nuestra puerta pidiendo, con cara de yo no fui, humildemente que le permitiéramos quedarse, solo esa noche, pues al día siguiente iría con un amigo que trabaja en la Secretaria de la Reforma Agraria y quien le daría trabajo (¿)-si nunca ha trabajado este perdulario, barbaján-.Ni modos el vato es del barrio , anda muy lejos y nos considera sus amigos(gulp). “Pásale, ya que, nomas que no hay donde dormir, ni cobijas ni nada”-dice alguien- “No importa solo me quedo por un ratito “dice el demonio –retorciéndose de felicidad anticipando el desmadre que nos iba armar en el depa-.Ese domingo –como todos cuando cerraban la fonda donde nos asistíamos-íbamos a pasarla en blanco con la comedera a dormir mucho ,para no sentir el hambre, pasó el día y en la nochecita nos cae el Yayo con un liacho como de 40 tacos de frijol refritos, nomás brillaban las tortillitas de la manteca que tenían ah Yayo eres grande decíamos, ¿ como le hiciste si no traes dinero?..”Fácil –decía el tlaconete- no me agradezcan, no es nada”.”Ah pero si les digo-alzó la voz- que si van a necesitar sus zapatos del uniforme –de médico- vayan temprano a la fondita de la esquina a desempeñarlos por 50 pesos dejé los zapatos de los tres “..¡Ya lo sabíamos! Nada bueno podría venir del Yayo.
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1 comentario:
Jajajaja, ya ni la amuela, jaja, vividor de profesión, pues.
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